Hablar del sueño infantil es referirnos al período diurno o nocturno durante el cual los niños descansan y a la vez asimilan y organizan todo lo vivido. Durante el sueño maduran física y psíquicamente y se ejercitan en su independencia del mundo exterior. Además cumple una función reguladora y reparadora en el organismo.
¿Cómo ayudar al niño a que se duerma bien?
La hora de acostarse en los niños es uno de los momentos más difíciles del día. Es normal que se resistan porque desean estar más tiempo con papá y mamá. Pero hay que educarles en ese sentido. Para ello debes:
• Establecer un horario para dormir, ayudará al niño a mantener una rutina.
• Establecer una rutina que incluya un período de tranquilidad antes de la hora de dormir.
• Permitirle que lleve a la cama algún juguete.
• Dejarle una luz encendida o la puerta entreabierta si lo pide.
• Evitar dormirse con él. Le hará más difícil acostumbrarse a dormir solo.
• No acudir cada vez que el niño llame, sólo cuando creamos que es necesario.
No hay que olvidarse que de nada servirán estas rutinas si no las estableces con seguridad. El niño necesita sentirse seguro, si es posible en todos los momentos del día, pero especialmente a la hora de acostarse.
¿Cuánto debe dormir un niño?
Cada niño es diferente, por eso el descanso de cada uno varía, aunque de forma general, se puede seguir una norma de carácter orientativo. Si los niños se muestran más nerviosos e irritados de lo normal, es posible que su sueño sea insuficiente.
Edad Nº Horas Horas Siesta Horas Noche Total
1 mes 3 6 - 7 8 - 10 15 - 16
3 meses 3 5 - 6 10 - 11 15
6 meses 2 3 - 4 10 - 11 14 - 15
9 meses 2 2 - 4 11 - 12 14
12 meses 1 - 2 2 - 3 11 - 12 13 - 14
2 años 1 1 - 2 11 13
3 años 1 1 - 2 11 12
Problemas durante el sueño
Nuestra mente no para, aunque estemos durmiendo continuamos organizando información, asimilando imágenes, recuerdos y pensamientos en nuestra memoria. En el caso de los niños, los problemas más frecuentes suelen estar relacionados en su mayoría con los hábitos irregulares de dormir o con la ansiedad de irse a la cama y quedarse dormidos. También nos podemos encontrar con pesadillas y terrores nocturnos, aunque en mucha menor medida.
PESADILLAS
Generalmente es un sueño largo que suele ocurrir en el último tercio de la noche. El niño se despierta consciente y suele ser capaz de contar lo que ha soñado. Pueden afectar a partir de los dos años, aunque sean más comunes en niños de tres a seis años de edad; disminuyen con la edad. No se sabe la causa exacta, pero suele creerse que están relacionadas con el estrés y la ansiedad. En caso de tener pesadillas, debemos:
- Estar atentos a lo que ven nuestros hijos en la tele.
- Si creemos que tienen una pesadillas debemos acudir, pues necesitan ayuda y consuelo.
- Deben sentirse protegidos, por eso debemos hablarles con voz tranquila y reconfortante, que sepan que os quedaréis con ellos si así lo desean, hasta que vuelvan a dormirse.
- Mantener la calma, notarán si estamos nerviosos y no les servirá de nada.
- Si ellos lo desean, hablar sobre la pesadilla y ayudarle a inventar un final feliz para el sueño.
Lo que NO debe hacerse:
No lo despiertes. Si los niños lloran pero todavía están dormidos no es necesarios despertarlos, quedarte con ellos hasta que se despierten o vuelvan a dormirse.
- No te los lleves a tu cama y tampoco se acueste con ellos. Esto puede dar la impresión de que pueden temer su propia cama y generarles más temor.
- No les digas que las pesadillas no son reales, tampoco decirles que “fue sólo un sueño”.
- Explicarles qué es un sueño y que todos los tenemos.
TERRORES NOCTURNOS
Suelen aparecer a primeras horas de la noche. El niño está agitado, llora, grita, suda y se le percibe angustiado. Cuando despierta no recordará nada de lo que le ha causado malestar, por tanto no conviene interrogarles, se les generaría más confusión. Afectan sólo a un 3% de los niños y se resuelven espontáneamente en la adolescencia. Pueden desencadenarse por fiebre, falta de sueño o medicamentos.