miércoles, 23 de mayo de 2012

EL SUEÑO INFANTIL, PESADILLAS Y TERRORES NOCTURNOS


Hablar del sueño infantil es referirnos al período diurno o nocturno durante el cual los niños descansan y a la vez asimilan y organizan todo lo vivido. Durante el sueño maduran física y psíquicamente y se ejercitan en su independencia del mundo exterior. Además cumple una función reguladora y reparadora en el organismo.

¿Cómo ayudar al niño a que se duerma bien?

La hora de acostarse en los niños es uno de los momentos más difíciles del día. Es normal que se resistan porque desean estar más tiempo con papá y mamá. Pero hay que educarles en ese sentido. Para ello debes:

• Establecer un horario para dormir, ayudará al niño a mantener una rutina.
• Establecer una rutina que incluya un período de tranquilidad antes de la hora de dormir.
• Permitirle que lleve a la cama algún juguete.
• Dejarle una luz encendida o la puerta entreabierta si lo pide.
• Evitar dormirse con él. Le hará más difícil acostumbrarse a dormir solo.
• No acudir cada vez que el niño llame, sólo cuando creamos que es necesario.

No hay que olvidarse que de nada servirán estas rutinas si no las estableces con seguridad. El niño necesita sentirse seguro, si es posible en todos los momentos del día, pero especialmente a la hora de acostarse.

¿Cuánto debe dormir un niño?

Cada niño es diferente, por eso el descanso de cada uno varía, aunque de forma general, se puede seguir una norma de carácter orientativo. Si los niños se muestran más nerviosos e irritados de lo normal, es posible que su sueño sea insuficiente.

Edad               Nº Horas              Horas Siesta               Horas Noche                Total
              
 1 mes                 3                         6  -  7                         8  - 10                     15  - 16
 3 meses              3                         5  -  6                       10  - 11                         15
 6 meses              2                         3  -  4                       10  -  11                   14  -  15
 9 meses              2                         2  -  4                       11  -  12                        14
12 meses          1 -  2                      2  -  3                        11  -  12                   13  -  14
2 años                 1                         1  -  2                           11                            13
3 años                 1                         1  -  2                           11                            12

Problemas durante el sueño

Nuestra mente no para, aunque estemos durmiendo continuamos organizando información, asimilando imágenes, recuerdos y pensamientos en nuestra memoria. En el caso de los niños, los problemas más frecuentes suelen estar relacionados en su mayoría con los hábitos irregulares de dormir o con la ansiedad de irse a la cama y quedarse dormidos. También nos podemos encontrar con pesadillas y terrores nocturnos, aunque en mucha menor medida.

PESADILLAS

Generalmente es un sueño largo que suele ocurrir en el último tercio de la noche. El niño se despierta consciente y suele ser capaz de contar lo que ha soñado. Pueden afectar a partir de los dos años, aunque sean más comunes en niños de tres a seis años de edad; disminuyen con la edad. No se sabe la causa exacta, pero suele creerse que están relacionadas con el estrés y la ansiedad. En caso de tener pesadillas, debemos:
  • Estar atentos a lo que ven nuestros hijos en la tele.
  • Si creemos que tienen una pesadillas debemos acudir, pues necesitan ayuda y consuelo.
  • Deben sentirse protegidos, por eso debemos hablarles con voz tranquila y reconfortante, que sepan que os quedaréis  con ellos si así lo desean, hasta que vuelvan a dormirse.
  • Mantener la calma, notarán si estamos nerviosos y no les servirá de nada. 
  • Si ellos lo desean, hablar sobre la pesadilla y ayudarle a inventar un final feliz para el sueño.


Lo que NO debe hacerse:

No lo despiertes. Si los niños lloran pero todavía están dormidos no es necesarios despertarlos, quedarte con ellos hasta que se despierten o vuelvan a dormirse.
  • No te los lleves a tu cama y tampoco se acueste con ellos. Esto puede dar la impresión de que pueden temer su propia cama y generarles más temor.
  • No les digas que las pesadillas no son reales, tampoco decirles que “fue sólo un sueño”.
  • Explicarles qué es un sueño y que todos los tenemos.


TERRORES NOCTURNOS

Suelen aparecer a primeras horas de la noche. El niño está agitado, llora, grita, suda y se le percibe angustiado. Cuando despierta no recordará nada de lo que le ha causado malestar, por tanto no conviene interrogarles, se les generaría más confusión. Afectan sólo a un 3% de los niños y se resuelven espontáneamente en la adolescencia. Pueden desencadenarse por fiebre, falta de sueño o medicamentos.

LAS RABIETAS


Son comportamientos normales en los niños de 1 a 3 años. No debemos preocuparnos, sino dejar al niño que se tranquilice él sólo.

A esa edad suelen tener pataletas que no se solucionan dando al niño lo que pide, sino dejando que se le pase el berrinche, de lo contrario aprenderá que esa es la mejor forma de conseguir lo que quiere y la utilizará siempre que se le permita.

Suele ser la respuesta a una baja tolerancia a la frustración. En muchas ocasiones también aparecen si tiene dificultad para expresar un deseo o necesidad o simplemente para atraer la atención de personas significativas para él.

Pautas a seguir
  • Lo primero es intentar distraer su atención cuando veas que puede estar a punto de tener una rabieta.
  • Cuando la rabieta está en curso, la respuesta más efectiva es ignorarla.
  • Evita comportamientos contradictorios al fijar normas y límites.
  • Reacciona de forma tranquila pero firme, sin ceder a sus caprichos.
  • Permite que el niño haga pequeñas elecciones, sentirse independiente y participar en las pequeñas decisiones le ayuda a aceptar reglas.
  • Las respuestas agresivas, verbales o físicas no aportan soluciones. Además se convertirán en modelo que el niño imitará para resolver conflictos.

Y además

No intentéis ser unos padres perfectos que producen un hijo perfecto, ya que la mayor parte de los errores que cometáis durante la educación de vuestros hijos, quedarán compensados por las cosas buenas que hagáis, que serán muchas.

No busquéis continua y angustiosamente claves que te guíen en la educación de tu hijo. Intentar vosotros mismos averiguar qué es lo mejor para vuestros hijos.

No existe una única forma correcta de ser un buen padre, al igual que ningún experto le podrá decir exactamente todo y en cada momento lo que tiene que hacer. Es importante que mantengáis la confianza en vosotros mismos como padres. 





LOS MORDISCOS


Es una conducta que nos preocupa, aunque es un comportamiento normal al año y medio o dos años, es importante que se corrija el problema cuando aparece, pues la mejor manera de solucionarlo es intervenir inmediatamente.

Los mordiscos generalmente son causados por:
  • Mordiscos experimentales: Se producen al experimentar con el mundo. Se llevan todo a la boca y algunas veces muerden en el proceso.
  • Mordiscos de frustración: Suceden cuando se frustran y son incapaces de tolerar la situación.
  • Necesitan aprender a compartir.
  • Mordiscos de Estrés: Ocurren cuando un niño está bajo estrés emocional. La mordida puede ser un signo de estrés o de dolor cuando está disgustado o enojado.
  • Mordiscos de Impotencia: Ocurren cuando necesitan sentirse con poder. Ayúdale a que aprenda a manejar sus emociones de manera diferente la próxima vez.

¿Por qué muerden los niños y qué podemos hacer?

La forma más eficaz de tratar con este problema es entender por qué muerden. Lo hacen por varias razones diferentes:
  • Si le están saliendo los dientes, dale juguetes fríos.
  • Si está experimentando dígale con voz firme “no” y anímale a la exploración sensomotora: tocar, oler y chupar. Proporciónele variedad de materiales para jugar y planea juegos activos.
  • Si está aprendiendo a jugar con otros niños, intenta guiar su comportamiento y refuerza sus habilidades sociales.
  • Si se frustra cuando intenta expresar sus necesidades y deseos, expresa lo que él está intentando decirte y ayúdale a hablar de sus sentimientos.
  • Si se está independizando dale oportunidades para tomar decisiones apropiadas a su edad que le den control de la situación, aplaude la adquisición de nuevas habilidades y el desarrollo de su independencia.

Cómo evitar los mordiscos
  • Ponga énfasis en el comportamiento deseado.
  • Cuando a usted le guste el comportamiento del niño, dígaselo.
  • No juzgue, humille o aísle al niño que muerde.
  • No permita juegos que incluyen mordiscos “de mentira” o bruscos y fuera de control.
  • Ayude al niño a conectar con los otros niños.

EL LLANTO DEL BEBÉ


Los bebes pronto aprenden que el llanto es una herramienta de comunicación. Muchas veces lloran, pero no les pasa nada, solo quieren llamar nuestra atención. Por eso el llanto no se debe reprimir, sino interpretar. Gritará y llorará si tiene sueño, hambre, frío, miedo, soledad, tristeza, cansancio, dolor o molestias. Sus sentimientos y sensaciones negativas nos las va a poder comunicar mediante llanto y gritos. Más adelante aprenderá otros mecanismos para comunicarse.

Hay diferentes tipos de llanto:
  • Llantos de necesidad básica: hambre, sueño, caca, dolor o malestar.
La necesidad debe ser satisfecha y acompañarla con mimos esta bien, pero el origen es la necesidad a satisfacer: darle de comer, cambiar el pañal... Si atendemos a este llanto no estamos satisfaciendo su verdadera necesidad sino que reforzamos el llanto como herramienta de control. Es más conveniente mecerle, cantarle, sonreirle, estar en su campo visual hasta que se le satisfaga la necesidad.
  • Llantos de frustración: normas y límites.
Cuando empiezan a descubrirse y a interactuar con el mundo, se encuentran situaciones frustrantes y lloran para que el adulto se las solucione, como alcanzar un juguete, caerse cuando están sentados... Debemos ayudarles con la mirada alegre, pero no dárselo todo hecho, enseñarles que pueden superar situaciones por sí mismos y que además es divertido, adquiriendo así mayor autonomía, tolerancia a la frustración y poco a poco autorregular su mundo interno buscando soluciones.

Cómo calmarle
  • Mécele: Se calman con un movimiento rítmico. Mécele suavemente en la cuna o en el cochecito.
  • Ponle en posición erguida: Apóyale contra tu hombro y acaríciale la espalda mientras caminas y le cantas o le hablas suavemente.
  • Ponle el chupete: Con el tiempo, podrá ser retirado.
  • Túmbale sobre tu pecho: Recuéstate apoyándote sobre unos almohadones y pon al bebé sobre tu pecho bocabajo y acariciale la espalda para relajarle.
  • Sonriele mirándole a los ojos, háblale, dale seguridad, no es bueno aumentar la tensión con nuestros nervios.
Muchas veces no hay que hacerle caso hasta que se calmen; decirle “no” con expresión de enfado, con determinación pero sin dureza, sabiendo que es por su bien. Si se atascan en el llanto, hacerle reír cantando o dándole un juguete antes de cogerlo, que no asocie “llanto-brazos” y comience un bucle que reforcemos sin darnos cuenta.

Todo se puede conseguir con rutinas, crear hábitos da seguridad y confianza en la medida en que sabe lo que sucederá a continuación. Un niño que se siente seguro es un niño feliz.

Objetos de consuelo
Es posible que tenga un juguete o un objeto de apego del que no suele separarse y al que recurre en los momentos “críticos”, suelen ser un peluche o una mantita. Le ayudará a dormirse y sentirse seguro en determinadas situaciones. No hay motivo para preocuparse, ni razón para retirárselo. Con el tiempo se irá haciendo más independiente y terminará por olvidarlo.

¿Por qué llora un niño mayor?
Al crecer su patrón de llanto cambia, aprende más medios para comunicarse. Sus lloros son más fáciles de interpretar. Un paso fundamental en su comunicación es la adquisición del lenguaje, dejando el llanto para mostrar rabia, pena, dolor o conseguir lo que desean.
  • Sentimiento de rabia: es muy sano exteriorizarlo en forma de llanto. El niño pasará rápidamente del lloro escandaloso a una situación de absoluta normalidad, porque ha tenido la oportunidad de manifestar lo que sentía y por lo tanto le es más fácil recobrar la serenidad.
  • Conseguir lo que quiere: Ante esto no se debe ceder, sino dejarle llorar, que se vaya apaciguando poco a poco. Durante una rabieta es absurdo tratar de razonar, hay que estar a su lado y cuando se haya calmado, hablar de lo que ha ocurrido. Si le consentimos, aprenderá a utilizar esta herramienta para conseguir lo que quiere. Si comprueba que este recurso no es eficaz, dejará de utilizarlo.
  • El miedo también es motivo de llanto. Con sus pocos años, puede parecerle aterradora una situación nimia para un adulto. Respeta su miedo y razona con afecto, explicándole que no existe tal peligro. Ofrécele seguridad.
  • Cuando se hace daño, se suele actuar de dos formas distintas y equivocadas:
    1. Coger al niño y llenarle de besos, exagerando lo ocurrido. Se consigue que se asuste al creer que el incidente es más grave de lo que creía y llorará desconsoladamente. Ofrecerle un premio y para que “deje de doler”. A partir de entonces el niño aprenderá el patrón y reproducirá la misma escena cada vez que se lastime.
    2. Subestimar el daño, diciéndole: “no llores más, no ha sido nada”, “los chicos no lloran”, etc. Se ha caído, probablemente le duela y se ha asustado. Hay que tranquilizarle y comentar el susto que se ha dado más que el daño que se haya hecho.

Debemos recordar que somos un modelo permanente para ellos, debemos guardar la calma y tener paciencia, ya que somos su sustento de seguridad, no es bueno aumentar la tensión con nuestros nervios o miedos. Todo se puede conseguir con rutinas o “secuencias de acciones repetitivas cotidianas que le crearán un habito”, ésta es la clave para que sientan seguridad. Un niño que se siente seguro es un niño feliz.



EL JUEGO Y LOS JUGUETES


El juego es una actividad, que además de placentera, es necesaria para el desarrollo cognitivo y afectivo del niño. Favorece la maduración y el pensamiento creativo. Con el juego, los niños comprenden cómo funcionan las cosas, lo que puede o no puede hacerse con ellas, descubren que existen reglas de causalidad, probabilidad y conducta que deben aceptar si quieren que los demás jueguen con ellos. Los juegos de los niños deben considerarse como sus actos más serios.

El juego espontáneo está lleno de significado. Si queremos conocer al niño, es necesario comprender sus juegos, descubrir sus inquietudes, miedos y deseos que no pueden expresar con palabras y que encuentran salida a través del juego. El tipo de juego muestra su evolución:

TIPO DE JUEGO
ETAPA EVOLUTIVA
ASPECTO QUE FAVORECE

JUEGO SENSORIOMOTOR

El movimiento
de 0 a 2 años
  • Desarrollo de los sentidos a través de la manipulación.
  • Control y coordinación de movimientos
  • Descubrimiento de las posibilidades de su cuerpo

JUEGO
SIMBÓLICO

El lenguaje
de 3 a 5 años
  • La comunicación, imitación del adulto y su identificación
  • La curiosidad y representación del mundo que les rodea
  • La expresión de sus miedos y angustias...
JUEGO
REGLADO
La socialización
de 6 a 8 años
  • La inteligencia lógica, el razonamiento.
  • La cooperación con los demás
  • La superación de las frustraciones y resolución de conflictos
  • La motricidad fina
  • La expresión de los sentimientos, autocontrol, autoestima
El principio del juego
Durante los primeros dieciocho meses el niño se relaciona con el mundo a través de sus sentidos y actuando sobre él. Sólo existe el aquí-y-ahora. Su primer juego es conseguir repetir movimientos de su cuerpo, meterse la mano en la boca... Después intenta reproducir reacciones en objetos fuera de él, mover un sonajero, etc. Hay un juguete esencial, la persona que está con él, que le cuida, le habla, le canta, le acaricia y juega.

El juego simbólico
El juego simbólico o de ficción es el juego infantil por excelencia. El niño necesita inventarse su propio mundo a partir de aquello que vive, traduciéndolo a un lenguaje simbólico y personal, con el que adapta el mundo a sus necesidades. Por medio de este juego el niño asimila poco a poco ese mundo externo y se adapta.

Juego y desarrollo intelectual
Es una actividad necesaria para su desarrollo intelectual, emocional y social. Permite tres funciones básicas: la asimilación, comprensión y adaptación a la realidad. Favorece adquisiciones sociales tempranas y habilidades de comunicación social.

Juego y personalidad
Los niños, al jugar, desarrollan múltiples facetas de su personalidad:
  • Aprenden a relacionarse con el entorno y perfeccionan sus múltiples habilidades
  • Desarrollan sus aspectos más creativos
  • Canalizan su energía física, mental y emocional
El juego cambia con el crecimiento del niño. Pronto estará representando personajes y expresándose libremente. Establecerá reglas a los juegos, ejercitando su capacidad de autocontrol y autonomía.

Los mejores juguetes
En el mercado, la oferta de juguetes es tan grande y variada que es muy difícil decidirse por el más adecuado o el mejor. ¿Qué se debe considerar a la hora de elegir un juguete para un niño? Saber cuántos juguetes se deben adquirir, de qué tipo, cuáles son los mas acertados en función de la edad, ayudará a realizar una compra más inteligente que redundará en beneficio de los niños, "más vale poco y bien elegido que mucho y revuelto".
  • Juguetes para bebés de 0-1 año: “la vida en movimiento”
Juguetes que estimulen los sentidos: con colores, texturas y sonidos diferentes. También los cubos de  colores que se pueden apilar, agrupar, manipular y tirar.
- Juguetes que estimulen el movimiento: fáciles de agarrar, estimuladores del gateo, pelotas, tentetiesos y balancines.
- Juguetes que estimulen la afectividad: peluches, muñequitos...

Durante su primer año, el juguete preferido del niño es su propio cuerpo. Necesita aprender a dominarlo y a realizar coordinaciones entre los distintos sentidos para desarrollar su inteligencia. Alrededor del año, comienza a moverse, gatea, se mantiene de pie, anda, corre, salta... Para que corra es necesario que haya andado, y para andar es imprescindible gatear. Tener seguridad en su cuerpo le ayuda a tener seguridad en el resto de las cosas. Cualquier cosa que fomente su movimiento de forma segura será un buen juguete: el campo, el parque...
  • Juguetes de 1 a 2 años: “la infancia mágica”
- Juguetes que inviten a recorrer el espacio: andadores y corre-pasillos hasta saber andar, y de ahí hasta los cochecitos.
- Juguetes que permitan relacionar hechos de causa-efecto y experimentar.
- Juguetes que estimulen la imitación de acciones simples: animales, títeres, teléfonos, coches...

Durante su segundo año de vida adquiere una capacidad nueva de trascendental importancia para su desarrollo: la capacidad de representar, que le permite salir del aquí-ahora. Ya dice lo que ha hecho o lo que va a hacer, imita algo que ha visto que no está presente, lo dibuja, y "juega a hacer que", dándole a un objeto un significado distinto del propio en función de su semejanza. Este juego le introduce en la sociedad; a través de él descubre realidades, algunas muy lejanas (el hospital, la selva...). El jugar-a-hacer-que le permite "jugar" con sus preocupaciones, expresándolas y buscando soluciones. Es una de las mejores formas de desarrollar el lenguaje. Cualquier cosa se puede convertir en otra.
  • Juguetes para niños de 2 A 4 años: “los amigos”
- Juguetes para el aire libre: triciclo, pelotas, comba, cubos, palas...
- Para pintar, construir, encajar y mejorar su habilidad manual. También bicicletas, pizarras, magnetófonos.
- Para imitar escenas familiares y profesionales: cuentos, marionetas, muñecos, cocinas, comercios, juguetes de oficios, etc.

A partir de los 3 años, el niño empieza a preguntar, a aprender canciones y sobre todo a jugar con sus amigos,
los mejores juguetes son sus amigos. Con ellos y pocas cosas más, inventará sus mejores aventuras y se entrenará en las habilidades de cooperación y negociación.

Orientaciones a la hora de elegir juguetes
  • El juguete debe ser deseado por el niño.
  • Que sea seguro y de materiales adecuados. Cuanto más pequeño es el niño, más grandes deben ser los juguetes.
  • Adecuados a su edad pensando, siempre, en la finalidad y actitudes que desarrollan en nuestros hijos.
  • Tener en cuenta su personalidad: un niño retraído necesitará juegos socializadores (varios jugadores); a un niño hiperactivo le resultarán adecuados juegos de atención, artísticos...
  • Que sea simple. Desarrollará su fantasía.
  • No comprarlos para satisfacer un capricho momentáneo.
  • Debemos tener en cuenta que el exceso de juguetes mata la fantasía y produce aburrimiento.

"Y ten en cuenta que su mejor juguete eres tú”

sábado, 7 de abril de 2012

CONTROL DE ESFÍNTERES

Cada niño tiene sus propios tiempos, tenemos que estimularlo positivamente y enseñarle, no exigirle. Los niños dejarán los pañales cuando están maduros biológica, psicológica y afectivamente.

El control de esfínteres es…
  • El resultado de un proceso que tiene idas y vueltas, como todo aprendizaje nuevo.
  • Hacerse cargo de la incomodidad y la tensión que significa controlar, aceptando que hay reglas básicas y conductas que esperamos de él.
  • Darse cuenta de sus necesidades, querer y ser capaz de controlar. Crecer…
Etapas que atraviesan los niños en su proceso de este aprendizaje
  • Hacen pis y caca en el pañal, sin mostrar ningún interés respecto al tema.
  • Avisan que se mancharon cuando ya están sucios.
  • Avisan mientras están evacuando sus esfínteres.
  • Registran la necesidad fisiológica de hacer pis y caca, avisando antes.
  • Tienen ganas, avisan y llegan al baño sin que se les escape. Pueden esperar.
Necesidades para lograr el control de esfínteres
  • Tener conciencia de sí mismo, utilizando YO y MIO.
  • Poseer lenguaje para comunicar.
  • Nociones de su esquema corporal básico (brazos, piernas, cabeza, …).
  • Reconocer las nociones de arriba, abajo, adentro, fuera, delante y detrás.
  • Experiencias de primeras elecciones (ropa, juguetes).
  • Haber tenido algunas despedidas previas (chupete, biberón, …).
  • Destrezas motrices que le permitan agacharse, girar, subir, bajar, saltar.
  • Tener habilidad para subirse y bajarse el pantalón solo.
Algunos datos para tener en cuenta
  • Por lo general comienzan a controlar primero de día y luego de noche.
  • Se controla primero la orina y luego las heces.
  • Existe "el shock de la primera vez", entre la primera vez que hace pis y/o caca en el orinal y la siguiente, puede pasar entre una semana y varios meses.
  • Las niñas suelen lograr el control más rápido que los varones.
  • El 90% de los niños controla esfínteres entre los 2 y 3 años.
  • El control definitivo se logra sobre los 6 años.
  • Ante cualquier situación especial es normal que se den retrocesos.

NIÑOS CON CONDUCTAS AGRESIVAS

Que los niños, peguen, empujen, muerdan, arañen,… son conductas que nos preocupan y aunque es un comportamiento normal alrededor del año y medio, es importante que se corrijan cuando aparecen para que no se conviertan en un hábito, y como tal, difícil de quitar.

¿Por qué se dan estas conductas y qué podemos hacer?

La forma más eficaz de tratar con este problema es entender que unas veces estas conductas aparecen por imitación, si el niño observa agresividad en los adultos, imitará estas conductas; otras veces son causadas por motivos tan distintos como:
  • Experimentar con el mundo, a esta edad la principal actividad del niño es experimentar y la mejor herramienta es su cuerpo. Si está experimentando dile con voz firme “no” y enseñale a la exploración sensomotora sin lastimar: tocando, oliendo, chupando... Proporciónele variedad de materiales para jugar y planea juegos activos con él.
  • Cuando se sienten disgustados o enojados se frustran, no saben que sienten, son incapaces de tolerar la situación y estas conductas le relajan. Si se frustran, expresa lo que él está intentando decirte y ayúdale a hablar y comprender sus sentimientos.
  • Están empezandando a descubrir a sus iguales y necesitan aprender a compartir. Si está empezando el juego cooperativo con otros niños, guía su comportamiento y refuerza sus habilidades sociales.
  • Por pura impotencia, si quieren conseguir algo y no saben como. Dale oportunidades para tomar decisiones apropiadas a su edad, que le den control de la situación, aplaude la adquisición de nuevas habilidades y el desarrollo de su autonomía.

Esta forma de relacionarse va desapareciendo con el desarrollo del lenguaje porque el niño podrá manifestar verbalmente sus sentimientos y emociones, pero a esta edad, la mejor manera de solucionarlo es intervenir inmediatamente.

Ante un incidente de este tipo; mordisco, golpe, arañazo, lo primero es atender al niño que ha sido agredido, calmarle y ofrecerle seguridad. Al que ha provocado el altercado, hay que hacerle entender que lo que ha hecho no está bien, que actuando así hace daño a su compañero y que no debe repetirlo.

Debemos mostrar a los niños cómo relacionarse con iguales jugando y compartiendo, y felicitarles siempre que tengan una conducta positiva con los demás. Para ayudarle a que aprenda a manejar sus emociones de manera diferente, hay que explicarles que los mordiscos y manotazos hacen daño mostrando gestos de disgusto, y enseñarles que como muestra de afecto hay que dar besos y abrazos.

Los adultos tanto en el ámbito familiar como en el escolar debemos hacer comprender al pequeño que estas acciones provocan dolor a los demás y mostrarle el modo correcto de relacionarse con iguales, enseñándole a resolver los problemas de forma adecuada.

Evitar etiquetar a los pequeños como malos, pegones o trastos. Los niños no son malos, lo que está mal es su acción y así hay que hacérselo ver. Ponerles etiquetas solo va a llevar a que se identifiquen con el papel y a reforzar ese comportamiento.

Si el comportamiento agresivo es muy recurrente, convendrá apartarle de la situación un ratito breve, al rincón de la tranquilidad para que se relaje y que cuando vuelva al grupo, pueda seguir la actividad con total normalidad. Cuanto más claras estén las normas y límites, antes interiorizarán y desarrollarán progresivamente las habilidades sociales alternativas a la agresión para resolver sus conflictos.

Excepto en el caso de que estemos seguros de que la motivación de la conducta está provocada por el deseo de obtener atención, le haremos saber que nos disgusta el que haga daño a otro niño, obligándole a pedir perdón y darle un beso.

La mejor forma de evitar estas conductas agresivas es prevenir. Los padres afectivos que exteriorizan los sentimientos y emociones propias, ayudan a que sus hijos observen y comprendan los sentimientos de los demás, indicándoles la forma correcta de resolver conflictos, les están ofreciendo la mejor base para una educación en valores y relaciones humanas. Es necesario que padres y educadores coincidan en las conductas sobre las cuales van a trabajar y sobre lo que quieren lograr. Ser específicos en la conducta que se quiere instaurar, no pedir generalidades.

Establecer normas de comportamientos bien definidas que precisen muy bien los límites entre lo permitido y lo no permitido. Pon énfasis en el comportamiento deseado, cuando te guste el comportamiento del niño, díselo, no permitas juegos bruscos que incluyan mordiscos, tortas o empujones “de mentira” y fuera de control. Ayudale a conectar con los otros niños.

Practicar con el ejemplo. No olvidar que los adultos somos modelos que copian y se debe mantener la congruencia entre lo que se hace y lo que se predica. 

CUANDO NO QUIEREN COMER

En las edades que comprende la etapa de la Escuela Infantil, la comida es un tema que nos da muchos quebraderos de cabeza, si el bebé no come, no ganará el peso que debe cada mes y esto nos pone muy nerviosos.

Los adultos tenemos claro que la alimentación es muy importante en nuestras vidas y queremos que nuestros hijos tengan una buena educación en este aspecto. Es importantísimo comer todo y de todo y adquirir una alimentación sana desde pequeños, justo en la edad que estamos educando. Dada la importancia que tiene, debemos convertir la comida en un hábito satisfactorio y gratificante. A través de ella se ayuda al niño a crear hábitos y rutinas, se le fomenta la autonomía, la motricidad e influye en la evolución del habla pues contribuye al desarrollo de la musculatura de boca y garganta.

Hay bebés que cada día cuando llega la hora de la comida, desde el momento en que ven acercarse el plato, comienzan a llorar. No siempre es fácil introducirles nuevos alimentos y texturas. Está claro que tenemos un conflicto: ¿no aceptan la comida?, ¿no tienen hambre?

Comida sólida, no gracias
Sobre el año, hay niños que se muestran interesados en los trocitos de alimento sólido pero no se deciden a probarlos, miran a sus compañeros y los gestos de los demás no pasan desapercibidos; pero no acceden a probar el nuevo alimento.

¿Por qué se niegan a comer entero si conocen los sabores?, será otro factor: ¿la textura quizás, la forma, el color, el tamaño... ? Muchos comen trozos de pan, galletas, trozos de fruta, luego sí hay alimentos que aceptan.

Expertos en la comida
Sobre los 2 años, cuando un niño no quiere comer, es difícil superar el gran reto de buscar estrategias para conseguir que cambien de actitud. Muchos ya tienen sus mañas para conseguir no comer, y saben cuales serán los alimentos que les darán cuando no hay forma de que tomen nada. Son expertos a la hora de la comida y saben muchos trucos: llorar, patalear, negarse a sentarse en la mesa con sus compañeros, meterse mucha cantidad y así no poder tragar o intentar vomitar.

Algunas veces, para que no se queden sin comer, no nos damos cuenta que no son los alimentos los culpables de que no mastiquen ni traguen, saben que después de varios intentos, conseguirá el biberón con cereales.

¿Qué debemos hacer? ¿Cómo debemos actuar durante la comida?
El primer paso que debemos dar es entrevistarnos con la familia. Conocer cuál es el comportamiento del niño y cómo tratan este tema en casa. Es posible que nos den alguna clave y podamos resolver el problema. Pero si no es así, si vemos que en casa la situación es la misma, hay de cambiar la actitud del niño hacia la comida, siempre de acuerdo con los padres, pues su colaboración es fundamental y debemos mantener las mismas actitudes.

El primer acuerdo al que hay que llegar será no forzarles, si está empezando con los purés, le acercaremos la cuchara a la boca y esperaremos que sea él quien succione el puré. Si ya come solo, pondremos en el plato poca cantidad de comida, en un principio, para que se sienta capaz de conseguir comerlo todo.

Tener paciencia, empezar pidiéndole una tarea que él vea asequible, dos o tres cucharadas; con la convicción de que en poco tiempo terminará comiéndoselo todo. Sobre todo, hay que deshacer todas las malas mañas adquiridas: distraerlos para que coman cuando no se enteran, hacer teatro, dejarle algún juguete...

No debemos sentirnos impacientes, sino tranquilos y relajados, dedicándoles tiempo y paciencia, sin agobios ni prisas, es precisamente en esos momentos cuando debemos ser constantes y estar seguros de que conseguiremos que lleguen a disfrutar de este momento. Quizás el primer día comerá pocas o ninguna cucharada, pero poco a poco le haremos sentir que puede, que es una tarea asequible para él y sobre todo le haremos tener sensación de logro: ¡qué bien se ha comido la cucharada!, ¡Qué fácil ha sido!

Cuando al año se niegan a probar el sólido, hay que adoptar una postura natural y demostrar tranquilidad, no pasa nada. Cada día le pondremos el segundo plato como a los demás, sin insistirle; si no come se lo quitaremos sin darle mayor importancia, nuestra única insistencia va a ser invitarle a probar. La postura del adulto tiene que ser sin agobio ni nerviosismo ante la situación de que no coma, tampoco estar impacientes insistiéndole y agobiándole; tenemos que demostrar una absoluta confianza de que al final lo probará. No debemos meternos en su dinámica.

El niño no debe observar que nos preocupa que no coma. Si el educador se mantiene relajado ante la postura del niño, éste se dará cuenta de que no merece la pena plantear batalla al adulto.

Si sabemos que un alimento no le gusta, la mejor postura es ponerle poca cantidad para que pueda llegar a terminarlo. Poco a poco aceptará todos los alimentos, sabores, olores, texturas...

Sobre los 2 - 3 años, cuando el niño se niega a comer puede resultar útil que sean ellos quienes decida la cantidad que quieren comer. Darles esta opción es confiar en ellos, es una actitud novedosa que les resulta chocante y divertida a la vez. El educador dejará claro que hay que servir cierta cantidad, porque no vale decidir que no se quiere nada. Tanto si es mucha como si es poca la cantidad que cada niño ha decidido, deberá comérselo todo, ese habrá sido su compromiso al aceptar el trato.

Otra estrategia que da buenos resultados es crear la figura del AYUDANTE. Cada día nombraremos un ayudante en cada mesa, que será el responsable de repartir platos y cubiertos a sus compañeros, además de ayudar a recogerlos cuando cada niño haya terminado la comida de su plato. Para ser ayudante se necesita tener eficacia, ser buen organizador, estar atento a las demandas de la mesa y terminar la comida de los primeros para organizar los platos y cubiertos. A todos los niños les encanta ser ayudante para mandar a los demás, demostrar sus cualidades y para hacer crecer su autoestima. El ayudante tiene una obligación, se lo tiene que comer todo.

Un aspecto importantísimo que no podemos olvidar es el tema afectivo, los niños por muy bebés que sean entienden mucho de cariño y afecto, saben qué personas les quieren, les dedican tiempo y les valoran. La comida suele ser muchas veces motivo de desencuentros entre adulto y niño, tenemos que ser capaces de cambiarlo y convertirlo en un momento agradable donde disfrutemos de los alimentos y la comunicación con los demás. 

sábado, 21 de enero de 2012

LOS CELOS

Son un estado afectivo caracterizado por el miedo a perder el cariño y la atención de alguien querido, este sentimiento va acompañado de envidia y percibe la realidad distorsionada.

La rivalidad entre los hermanos por conseguir el afecto y la atención de los padres suele ser el principal motivo de celos.

Causas de los celos
  • Nacimiento de un hermano, tiene que compartir la atención que se le dedicaba.
  • Sentimiento de inseguridad y de inadaptación.
  • Favoritismos y preferencias de los padres.
Las reacciones mas frecuentes
  • Lloro frecuente y sin motivo aparente, tristeza.
  • Responder con un NO sin escuchar lo que se le expone.
  • Cambio de estado de ánimo sin causa aparente, vuelven las rabietas.
  • En ocasiones adoptan conductas desafiantes hacia los padres.
  • Vuelve a chuparse el dedo, hacerse pis encima y cambios en el sueño.
  • Utiliza de nuevo el "lenguaje bebé“.
  • Afectuosidad excesiva hacia el bebé.
Ante el nacimiento de un nuevo hermano
  • Que comprenda que se le va a seguir queriendo.
  • Intentar cambiar lo menos posible su rutina tras el nacimiento del hermano.
  • Hablar de “igual a igual" con el primogénito respecto al bebé.
  • Dedicar al día un tiempo exclusivo para él.
  • Nunca alejarle por el nacimiento de un hermano.
Líneas de intervención
  • Prevenir
  • Fortalecer la autoconfianza
  • Educar en la afectividad
  • Modificar la conducta
Educar en el control de las emociones, que expresen lo que sienten con libertad y puedan compartir tristezas y alegrías, soportar pequeñas frustraciones, alegrarse del éxito de los demás y aceptar limitaciones y dificultades con optimismo. 

Evitar
  • Privilegios y comparaciones entre los diferentes hijos.
  • La competitividad entre hermanos.
  • Las atenciones y dedicación excesivas y exclusivas.
  • Recompensas al "chivato".
  • Entrometernos en los conflictos de los hijos y tomar partido.
Qué debemos hacer
  • Fomentar la cooperación.
  • Tratar con afecto y atención para que todos se sientan queridos.
  • Favorecer el juego con todos los hijos.
  • Promover un clima de sosiego y tranquilidad en todo momento.
  • Respetar y admitir los límites establecidos.
  • Respetar el espacio de juego e intimidad de cada hijo.

NIÑOS AUTÓNOMOS E INDEPENDIENTES

Gran parte de nuestro trabajo consiste en modelar hábitos de autonomía y responsabilidad desde una edad temprana, teniendo en cuenta que educar en los hábitos de autonomía no es facilitar el trabajo de los padres o de los educadores, ser autónomo es ser uno mismo, diferenciado de los demás, es tener conocimiento de uno mismo, de lo que deseamos y sentimos. 

Hay dos elementos clave a a hora de educar un hábito; el amor con el que se lo enseñámos y la perseverancia. No debemos olvidar que un hábito se logra a partir de la repetición y que la total adquisición de una habilidad no se da de un día para otro. Es importante valorar los logros parciales de los niños, alentarlos para que sientan que son capaces y que pueden mejorar.

Muchos padres suelen anticiparse a sus acciones y no les dejan actuar o hacer cosas que podrán hacer solos, actúan así porque creen que sus niños aún no tienen capacidad para evitar hacerse daño o por comodidad para conseguir resultados más rápidos.

El niño querrá ir haciendo cosas solo: caminar, correr, gatear, saltar, investigar objetos y situaciones, ponerse la ropa, lavarse los dientes, atarse los zapatos... logrando cada vez una mayor autonomía. Es bueno alentarlo a resolver sencillos problemas a través de juegos, juguetes y situaciones cotidianas, si se le da todo hecho, si se le da sobreportección, le haremos pasivo y dependiente. 

Las capacidades que el niño va adquiriendo le permite hacer un papel cada vez más proactivo con las personas de su entorno. Poco a poco intentarrealizar acciones por cuenta propia sin querer ser ayudado. Precisa elegir, decidir, tomar iniciativas, cometer errores y comprobar lo que ocurre tras sus acciones. Sólo así aprendera encontrar soluciones a sus propios problemas. Necesita sentir que se confía en él; tener posibilidad para hacer acciones solo y mostrar sus logros aumentarla confianza en sí mismo.

Enseñarles a hacer las cosas por sí mismos, es enserles a hacerse cargo de las consecuencias de sus actos, educándolos en la responsabilidad. Es importante darles la oportunidad de que se equivoquen, de que se caigan, de que fallen. Tienen que aprender a asumir responsabilidades de acuerdo a su edad, ya que si no pueden asumir pequeñas tareas, ¿cómo lo harán con grandes responsabilidades cuando sean adultos?

Tan importante como no sobreproteger es no sobreexigir, para ello es necesario tener en cuenta la edad del niño, su capacidad y posibilidades, para ayudarlo a desarrollar tolerancia ante la frustración que sienta al no lograr algo o no saber manejar ciertas situaciones.

Hay una edad en que el niño empieza a tener iniciativa y quiere descubrir. Si coartamos ese ánimo, estaremos educando un niño apagado, abánico y sin motivaciones, por eso hay que darles oportunidades y dejarlos que corran riesgos medidos, según su edad, por supuesto. Si hay un no, debe ser por un riesgo real y lo mejor serexplicar el motivo de la negativa haciendo hincapien el riesgo que se estcorriendo. Si el riesgo no es real, hay que soltarlo, pero soltarlo significa que aprenda a responsabilizarse de sus propias experiencias, no significa abandonarlos en esa tarea. Autonomía y responsabilidad van de la mano, la capacidad de elegir conlleva hacerse cargo de la decisión tomada.

Si favorecemos la autonomía en los niños, tratando de no sobreprotegerlos, les iremos inculcando una buena imagen de smismos, con convicción y recursos que les permitan superar las dificultades que se vayan presentando, poder adquirir un pensamiento y una reflexión que les proporcionarideas propias para poco a poco ir aprendiendo a decidir y decir no ante situaciones que no deseen, con seguridad y convicción ante los demás. 

EL APEGO

Vínculo madre-hijo


La capacidad de formar y mantener relaciones es lo más valioso que tiene el ser humano. Estas son absolutamente necesarias para que podamos sobrevivir, aprender, trabajar, amar y procrearnos.

El apego es un concepto que ha sido desarrollado en el área de la psicología y se describe como “el vínculo emocional recíproco y perdurable en el tiempo entre el niño y su cuidador”. Esto quiere decir que el apego es el vínculo (relación afectiva, conexión emocional) que se establece entre el niño y quien se encarga de su crianza, que generalmente es la madre o el padre. Es una relación perdurable en el tiempo, en la que tanto el niño como su cuidador contribuyen a la calidad de la relación.

Así como el cerebro nos permite ver, oler, pensar o movernos, también es el órgano que nos permite amar. Estos sistemas cerebrales que nos permiten formar y mantener relaciones, se desarrollan durante la infancia. Por ello, las experiencias en estos primeros y vulnerables años del desarrollo evolutivo del niño, influyen en su capacidad para formar relaciones emocionalmente saludables. La empatía, el afecto, el deseo de compartir, la capacidad de amar y ser amado y un sinnúmero de características de una persona asertiva y feliz, están asociadas a la capacidad de apego formada en la infancia.

Definición de apego

En el desarrollo infantil, el apego se refiere a un vínculo especial que se forma entre madre-hijo. El vínculo de apego tiene varios elementos claves:
  1. Es una relación emocional perdurable con una persona.
  2. Dicha relación produce seguridad, sosiego, consuelo, agrado y placer.
  3. El apego se forma en los primeros meses de edad, de 8 a 36.
  4. La pérdida o la amenaza de pérdida de la persona con la que se mantiene la relación evoca una intensa ansiedad.
  5. Esta relación ofrece el andamiaje funcional para todas las relaciones que el niño desarrollará en su vida.

Una relación sólida y saludable de apego, se asocia con una alta probabilidad de crear relaciones saludables con otros, mientras que un apego pobre esta asociado con problemas emocionales y conductuales a lo largo de la vida. Los vínculos resultan particularmente cruciales en la primera infancia, debido a que influyen de manera importante en el desarrollo de la personalidad.

Formas de apego
Tradicionalmente se definen los tres siguientes patrones de apego:
  • Estilos de apego seguro: reciben seguridad cuando están angustiados. Tienen cuidadores sensibles a sus necesidades. Confían en sus figuras de apego, pues sienten que estarán disponibles, responderán y les ayudarán en la adversidad. Las personas con apego seguro tienden a ser más cálidas, estables, con relaciones satisfactorias, positivas y con perspectivas coherentes de sí mismo.
  • Estilos de apego evasivo: exhiben un aparente desinterés y desapego a la presencia de sus cuidadores durante períodos de angustia. Estos niños tienen poca confianza en ser ayudados, poseen inseguridad hacia los demás, miedo a la intimidad y prefieren mantenerse distanciados de los otros.
  • Estilos de apego ansioso-ambivalente: responden a la separación con angustia intensa y mezclan comportamientos de apego con expresiones de protesta, enojo y resistencia. Debido a la inconsistencia en las habilidades emocionales de sus cuidadores, estos niños no tienen expectativas de confianza respecto al acceso y respuesta de sus cuidadores.

Un vínculo no seguro, caracterizado por la poca calidez emocional, inestabilidad, incongruencia y en algunos casos maltrato infantil, está íntimamente vinculado a una gran cantidad de desórdenes y problemas emocionales, cognitivo-conductuales y sociales en la infancia y en la vida adulta.

Experiencias que forman vínculo

El factor más importante en la creación del apego, es el contacto físico positivo, abrazar, besar, mecer, etc., ya que estas actividades causan respuestas específicas en el cerebro que llevan a la organización normal de los sistemas cerebrales responsables del apego. Durante los primeros tres años de vida, el cerebro coloca en su lugar la mayor parte de los sistemas y estructuras que serán responsables de todo el funcionamiento emocional, conductual, social y fisiológico para el resto de la vida.

La relación más importante en la vida de un niño es el apego a su madre o cuidador, ya que esta primera relación determina el “molde” biológico y emocional para sus relaciones futuras.

Los niños con apego de tipo inseguro, generalmente manifiestan entre otros, trastornos del aprendizaje y bajo rendimiento escolar. Para un proceso de aprendizaje efectivo son indispensables funciones como memoria, percepción, atención y reflexión. Estas funciones están afectadas en una relación de apego inseguro, abuso o maltrato.

"Sentirse querido significa, para cualquier niño, sentirse aceptado y valorado. Intentará resolver o superar situaciones difíciles apoyándose en la seguridad afectiva de ser aceptado. El niño necesita el afecto incondicional, el que perdura sin exigencias, que no depende de su comportamiento. Podrá equivocarse o cometer errores, pero sin perder por ello el afecto. Esto le muestra que él vale por sí mismo, con sus posibilidades y limitaciones. Es una fuente de tranquilidad, seguridad y autoestima. Este afecto incondicional es el pilar fundamental del apego seguro”
(Munist et. al., 1998)